domingo, 15 de abril de 2012

Carta de Lectores de una vecina de Padua (Clarín)

Reproducimos una carta de lectores enviada a Clarín el 15 de Abril de 2012 por una vecina de Padua, Valeria Bringas.


Enlace:  http://www.clarin.com/opinion/Dispuesto-escuchar-segundos-muerte_0_682731945.html 


Carta de Lectores

15/04/12 - 02:11

El 4 de abril, a la hora del crepúsculo, miles y miles de argentinos de la Ciudad y sus suburbios sentimos miedo. Pronto comprendimos que estábamos ante un fenómeno inusual, algo que ya no podríamos olvidar. Así fue, y así es. Soy de San Antonio de Padua, partido de Merlo, pero podría ser de cualquier otro lugar de las amplias zonas afectadas. Sigo con la misma angustia y tristeza que en las horas iniciales. Veo que los funcionarios y las empresas trabajan, también veo que no alcanza. Y que hay gente que sigue sufriendo. 

La tormenta me sorprendió en la estación de servicio YPF de Ciudadela, sobre la Avenida Rivadavia al 12.000. De allí, salía uno de los tantos micros a la provincia de Mendoza donde tenía programado viajar para la Semana Santa. De pronto, el viento se hizo más intenso. Se volvió endemoniado. Se cortó la luz y sentimos un estruendo: el techo de la YPF se había venido abajo. Unos pocos segundos me separaron de la muerte. El viento movía al micro de un lado a otro, casi como para despegarlo del suelo. Lo convirtió en una metáfora: una hoja en la tormenta. Sólo por milagro nadie salió de allí lastimado.   

Hasta Luján fue un viaje a oscuras: sólo iluminaba la luz de los rayos, uno tras otro, como si estuviéramos en una pesadilla sin final. En la ruta me encontré con cantidad de árboles caídos, casas sin techos y carteles retorcidos, pero la angustia me llegó más cuando regresé a Padua. La parte sur, donde vivo, no sufrió daños mayores. Pero ver Padua Norte, Merlo Norte e Ituzaingó me erizó la piel. Sólo pude llorar. Fue como si se caminara en tierra humeante y devastada por una guerra: escombros, casas sin techo, cables caídos, chapas retorcidas y aplastadas, negocios sin vidrios, etc. 

Familia de amigos perdieron todo y de a poco me fui enterando de las muertes. ¿Importa donde vivía la gente que murió? Es una desgracia y una tragedia de todos, no de un intendente. Nadie tuvo la culpa de lo que pasó, pero sí hay quienes tienen la responsabilidad de solucionar lo que falta con urgencia.

Al momento de escribir esta carta aún teníamos zonas sin luz y sin agua, colegios sin clases y con graves daños. Los vecinos entendemos que la recuperación del lugar será de a poco. Reconozco y me consta que están trabajando para mejorar la situación, pero me preguntó por qué tratar de ocultar el dolor y el desconsuelo de los sobrevivientes. ¿Por qué todavía hay vecinos que están esperando respuestas por los daños y no son escuchados?

Comprendo que ésta es una situación de emergencia, que sobrepasa y va más allá de todo, pero entre nosotros no hay necesidad de engañarnos. Es importante que sepan que no soy de izquierda, ni de derecha, ni nada que se le parezca. Este no es momento para definir identidades partidarias. La desgracia es el nombre de todos y de cada uno. Simplemente, soy una persona que ama el lugar donde vive, como cada vecino y como el propio intendente. Y que escribió esta carta con una mano en el corazón.    

Valeria Bringas

bringas_valeria@yahoo.com.ar

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